Wednesday, February 23, 2011

El Chacuaco



Ya casi llegamos nos dijo Esteban, apenas nos da tiempo de llegar.

Solo él tenia conciencia del tiempo y la distancia para llegar a aquel lugar, nos habían platicado que veríamos un espectáculo extraordinario y sobrenatural pero teníamos que llegar al lugar antes del atardecer. Todos incrédulos estábamos arrepentidos de haber aceptado la invitación nada mas por seguir la onda, seguramente los se quedaron estaban mucho mas cómodos que nosotros.

Llevábamos abarrotada la pick-up de Esteban, quien no podía sacarle mas fuerza pues iba de subida, por terraceria y mas cargada que de costumbre.

Hasta aquí llegamos, dijo Esteban, ahora tendremos que subir a pie como un kilómetro; así que nos fuimos bajando de mal modo; pero tenia razón, las rocas no permitían que continuara la camioneta, nosotros hubiéramos preferido seguir la brincadera de la camioneta en lugar de subirlo a pie; pero bueno, solo era como un kilómetro, lo malo es que todo era de subida, y teníamos que apurarnos pues el espectáculo ya casi empezaba.

Al final, el escepticismo se había convertido en rabia, los super-escepticos seguían renegando y se preguntaban ´pa que carajos habíamos venido hasta aca siguiendo a este pinche loco, y ahora hasta quiere que subamos a pie y de carrerita. ´ta jodido. Pero nadie dejaba de caminar.

Cuando llegamos a la cima poco a poco fueron entendiendo que si había valido la pena pues al menos el paisaje estaba muy agradable. En el valle, abajo de nosotros estaba la construcción vieja de un ingenio abandonado, casi todo en ruinas, solo estaba en pie un gran chacuaco, nombre con el que se le conoce a la chimenea de los hornos del ingenio por donde salían los vapores de la azúcar quemada.

Los que llegaron primero tuvieron chance de recorrer la mesetita en lo que llegaban todos, pudieron ver los alrededores y escoger una buena roca para sentarse. Cuando ya todos habían tomado aire suficiente y un lugar para sentarse ya casi nadie reclamaba, ya estaban ahí y con una mayor expectativa que la pasarían bien, y el entusiasmo crecía.

Se hizo el silencio poco a poco hasta que Esteban interrumpió, nos dijo que observáramos al horizonte y viéramos cuando llegaran los pájaros.

Silencio nuevamente….hasta que alguien dijo ahí viene uno !!!, silencio….

Otro!!, alguien grito; y otro, y asi se reprodujeron exponencialmente el numero de pájaros que aparecían en el cielo, y las expresiones con mayor jubilo en cada momento.

Todos los pájaros volaban sin sentido ni orden, la expectativa crecía, Esteban se limitaba a decirnos que esperáramos.

En unos momentos eran cientos, tal vez miles de aves volando arriba de nosotros en todo los sentidos, en todo el valle.

Llegaban mas y mas de todas partes y en todas direcciones.

De repente dice Esteban, vean!, el sol empieza a ponerse, la montaña ya mordió al sol!

Magicamente las aves se organizaron en círculos concéntricos alrededor de la chimenea, los que estaban a mayor altura volaban en grandes círculos y se veían como que volaran mas lentamente, los círculos se hacían mas chicos conforme ese acercaban a la chimenea , a menor altura se veía que volaban mas rápido; hasta que súbitamente uno entra al chacuaco, y le sigue otro, y otro, y otros mas a gran velocidad, hasta que formaban un gran embudo que terminaba en la entrada de la chimenea.

Y se repitió interminablemente, y seguían llegando pájaros de todas partes, el espectáculo estaba al máximo, increíble. Exhortos!. Nadie hablaba aunque con la boca abierta todos.

Cuando la mitad del sol ya se oculta tras la montaña el numero de pájaros en el cielo se reducía, miles de ellos ya estaban dentro del chacuaco, la luz era menor cada momento.

En total sincronía, en el instante que el sol desaparecío, el ultimo pájaro entró al chacuaco, ni uno más.

La fiesta termino.

Aún había luz, pero ningún pájaro en el cielo.

La señal era clara, el sol duerme, los pájaros también.

El espectáculo que nos platicaban como extraordinario, es un ritual ordinario que se repite día con día, todas las tardes, a la misma hora.

Con los mismos invitados; la montaña, el valle, el cielo.

Con los mismos participantes; el sol, los pájaros, el chacuaco.

Lo extraordinario fue nuestra presencia, estuviéramos o no presentes, esto sucede a diario. Tuvimos la fortuna de ser invitados ese día para observar el milagro.

Ahora sí, vinieron los agradecimientos a Esteban, incluyendo de los escépticos y de los no creyentes, con la petición de que se repitíera para el día siguiente, cita en la que traeríamos nuestras camaras de video, y a las esposas, y los hijos, y el novio debía ver esto, y bla, bla , bla.

Sin embargo, mucho tiempo ha pasado desde aquel atardecer inolvidable, hasta el día de hoy que les estoy narrando mi experiencia que recuerdo en mis ensueños, y en mis madrugadas me despierta con un deseo irresistible de dar Gracias a Dios.

Tuesday, February 22, 2011



Que te diviertas pa :) Ya está listo para estrenarse ;)